En consejo de Ministros, el presidente Bernardo Arévalo decreto un Estado de calamidad a nivel nacional ante las intensas lluvias de la actual temporada y sus múltiples efectos en todo el país.
Según el Ejecutivo, el argumento para decretar este estado de excepción es por el alto índice de acumulación de lluvia y saturación actual de los suelos en el territorio nacional, aumentando así el riesgo de experimentar desastres naturales en los departamentos y municipios de la República.
La actual temporada de lluvias “ha generado una afectación a los derechos y patrimonio de las personas y daños a bienes estratégicos del Estado; por lo anterior, resulta necesario dictar las medidas oportunas para evitar o mitigar los efectos derivados de los fenómenos meteorológicos”.
Presidencia añadió que los efectos de esos fenómenos ya se perciben en la red vial y en la infraestructura destinada a la prestación de servicios públicos esenciales, el intercambio regular de bienes y servicios e a economía nacional, la seguridad alimentaria de la población, así como el acceso a la salud y educación, entre otros derechos de los habitantes.