De Venezuela a El Salvador en busca de un futuro: la familia que pide dinero para sobrevivir pero sueña con emprender un negocio de comida venezolana

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Samuel Morales junto a su hermano Javier Blanco, su cuñada Dorkis Verdú y sus dos sobrinos de 10 y 8 años de edad partieron desde Venezuela y emprendieron su viaje hacia Estados Unidos en enero del 2022.

Su travesía ha sido una odisea marcada por la determinación y la esperanza de un futuro mejor, pero también por desafíos extremos. Desde su partida, este grupo ha atravesado diversos medios de transporte, desde caminar largas distancias hasta tomar aventones o buses en su búsqueda de un lugar donde puedan sobrevivir y prosperar.

Samuel es un expolicía venezolano. Vendió su casa por $600 para financiar su viaje junto a su hermano, cuñada y sobrinos.

Actualmente se encuentran en El Salvador. Para mantenerse en movimiento, piden dinero en las calles céntricas de Zacatecoluca (La Paz), donde esperan recolectar fondos para costear su alojamiento y alimentación.

Uno de los momentos más peligrosos de su travesía fue cruzar la selva del Darién en Panamá, una experiencia que los expuso a numerosos peligros y grupos armados. Sin embargo, agradecen haber salido ilesos y poder continuar su viaje, que los llevó a recorrer todos los países del Istmo Centroamericano.

Costa Rica y El Salvador se destacan como los países más hospitalarios en su travesía, pero es en El Salvador donde han encontrado un apoyo y carisma que no tiene comparación, relatan.

Samuel expresa su gratitud hacia los salvadoreños: “Los salvadoreños son muy buenas personas, hospitalarios y solidarios”.

Morales renunció a su trabajo como policía en Venezuela debido a la complicada situación en su país de origen. Explica que la presencia de grupos armados ha generado una atmósfera de miedo y opresión: “Cuando uno quiere protestar, sacan a esta gente de las cárceles y son muy peligrosos, para desarmar a la gente no lo hacen con los policías sino con esos grupos”.

Motivado por esta situación, Morales ha solicitado asilo político en El Salvador, desistiendo de su plan original de llegar a Estados Unidos. Ahora ve en El Salvador la oportunidad de establecerse y emprender con su grupo un negocio de venta de comida, ofreciendo platillos venezolanos como arepas, chicha de arroz y empanadas de carne.

Destaca las dificultades que enfrentan en Venezuela, donde el salario mínimo mensual oscila entre $5 y $10, y el gobierno proporciona una caja de alimentos y un teléfono celular.

“La gente con eso que le regalan se conforma, pero al andar en varios países me doy cuenta que la vida es más que eso y que nosotros podemos valernos por nosotros y no depender del gobierno”, dijo Samuel.

Dorkis Verdú, otra integrante del grupo, menciona que quisiera establecerse en El Salvador y poner a estudiar a sus hijos. “Ellos me piden que quieren ir a estudiar, pero por el momento no podemos”, agregó

A pesar de las adversidades que han enfrentado en su travesía, Dorkis, Samuel y su grupo mantienen la esperanza de encontrar un futuro mejor en El Salvador, donde han experimentado la solidaridad de la comunidad local y la posibilidad de cumplir sus sueños emprendedores.

Esta historia refleja la realidad de muchos migrantes que, impulsados por la búsqueda de un futuro más promisorio, enfrentan desafíos y peligros en su camino hacia una nueva vida.

vía: LPG

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