No más tarde del domingo, y posiblemente antes, la Directora de Inteligencia Nacional de Estados Unidos debe, por ley, “desclasificar” y hacer pública toda la “información relacionada con los orígenes del Covid-19”. Esta revelación podría ser un gran momento o un anticlímax terrible.
Durante gran parte de los 1,265 días transcurridos desde que surgió la noticia de una “neumonía misteriosa” en Wuhan, un pequeño grupo de funcionarios de inteligencia de EE. UU. ha estado informando anónimamente que el virus provino de un laboratorio.
Sin embargo, estas informaciones no confirmadas han sido criticadas por su falta de profesionalismo y rigor científico, lo que llevó al Congreso de EE. UU. a aprobar por unanimidad una ley en marzo de este año que exige que todo el material secreto que posee EE. UU. sobre el origen del Covid sea hecho público.
