Una plaza nombrada Centroamérica, en el centro de San Salvador.

Compartir noticia

((( Crónica de Oscar Machon )))

La voz de una vendedora se escucha en la calle de la Amargura, al costado sur del Mercado Sagrado Corazón, “tapagoteras a dólar la yarda, tapagoteras a dólar la yarda”, (se repite), la ambulante no está sola la acompaña su hijo, un niño de al menos 8 años que lleva puesta una gorra para cubrirse del tímido sol de media mañana, un hombre a unos metros de distancia vende pero no compite con sus productos, él ofrece prestobarbas a 5 por un dólar y carritos chinos de juguete, réplicas de los famosos Hot Wheels, los deja a un dólar el paquete de 6 unidades. En silencio están en la misma cuadra otras señoras que entre sus productos figuran gorras, pasta para lustrar zapatos, crema combinada, encendedores y papel matamoscas ; entre ellos figura un vendedor que lleva ataviadas unas hamacas en su pecho y que espera paciente por algún turista que le pregunte por su colorida venta. Nadie está sentado todos parados y atentos por si hay que moverse, ya que en la zona es prohibido vender en la vía pública. Aunque no hace sol por lo nublado del día el calor se hace sentir, una mujer lleva en un balde bolsas con agua de coco, ella baja de su cabeza la venta por unos minutos y se queda en la zona al igual que un vendedor que en su carreta lleva una hielera cargada de bebidas, se detiene a la par de una estación con una cruz del Santo Entierro en la calle de la Amargura para vender agua y jugos a unos peatones.

Justo frente a ellos esta una manzana completa que fue intervenida en tiempo record por el gobierno, amurallada con barrotes de metal , en una de las puertas de acceso está el símbolo con las letras PN al estilo art nouveau , son las iniciales del Palacio Nacional, inmueble de interés histórico y bien cultural protegido por el emblema de Protección de la Convención de la Haya de 1964.

El martilleo contra un cincel por parte de un trabajador con una camisa manga larga color amarillo y con las letras del MOPT al pecho, rompe con el bullicio de los vendedores y los turistas, en ese portón al lado sur se encuentra en cuidados intensivos la araucaria que fue trasladada de los jardines interiores del Palacio Nacional a la recién abierta al público Plaza Centroamérica, tres sujetos colocan unas bases metálicas y fijan cables que mantienen en píe al legendario árbol que muestra daños visibles, dentro es un mar de gente, los coloridos jardines y una enorme fuente al centro de la plaza armoniza el ambiente, todos van con teléfono en mano haciendo llamadas en video o simplemente haciendo videos del lugar que tiene maravillados a los visitantes. El cielo sigue nublado pero eso no impide que el público documente su paseo en el corazón de San Salvador, Daniel García, un joven que visitaba por segunda ocasión el país, había viajado desde Cobán, Alta Verapaz, Guatemala; estaba emocionado con el ambiente de seguridad y tranquilidad del país, también desde California, Estados Unidos, se encontraba el paisano Ricardo Avelar de 80 años, que andaba de paseo en su tierra natal junto a su esposa mexicana. Varias excursiones con estudiantes habían llegado hasta la zona, los niños y niñas del Centro Educativo Luis Pastor Argueta de Cojutepeque, Cuscatlán, andaban en el parque aprovechando que aún no lograban ingresar a la Biblioteca Nacional .

Dentro de la Plaza Centroamérica al lado norte una estructura se encuentra tapada con unos banners de color azul marino que tiene escrito el mensaje “renovación en progreso, regresamos pronto”, se trata del edificio que fue construido por el Arq. Augusto César Baratta del Vecchio y que fue hogar del Dr. David J. Guzmán, el creador de la Oración a la Bandera, que justo este 2024 cumple 100 años, según un trabajador de la obra están operando aceleradamente para terminar su remodelación y dejar terminadas sus fachadas para antes del 15 de septiembre.

La gente viene y va, se detiene saca su móvil sonríe y se toma sus selfies, unos se quedan a apreciar el lugar, otros solo se ajustan sus auriculares y pasan como si nada.

Más allá de la plaza de moda que se ha robado todas las luces, en la Plaza Barrios esta Niña Mary , una anciana que a sus 65 años, todavía anda en la rebusca, “niño no me vas a llevar Colgate, a dólar”, yo, “gracias en otra vez” y me siento a platicar con ella, me extrañó ver una caseta que decía salud y por dentro se miraba bien equipada pero no había nadie al interior, le pregunté que si había visto a alguien atendiendo la caseta consultorio , me dijo no ver a nadie y que así permanecía cerrada, “el día de la buya del presidente estaba abierta, yo me sentía mal, soy diabética y se me sube la presión, aquí ando mis metforminas y mis enalapril; pues fui y me dijeron que no me podían atender que no tenían aparatos, que me fuera para la Unidad de Salud Concepción, que queda aquí cerca”, la mujer de la tercera edad se resignó y volvió a su lid diaria.

Niña Mary se va ya entrada la noche, viaja hasta Apopa , tiene dos hijos, a ella no le gusta molestarlos, pero al menos asegura que le ayudan y no se desatienden del todo de su anciana madre, dice que entrada la noche se va hasta allá por la Alcaldía de San Salvador a buscar los microbuses (piratas según ella) que le cobran un dólar por irla a dejar cerquita de su casa, “el dinero no alcanza hermano, sino trabajo no como”, asiente la anciana mientras un vendedor se le acerca para ofrecerle almuerzos a dólar, una torta de loroco con una pequeña porción de arroz y dos tortillas que le sabrán a gloria.