Ucrania apuesta por la industria del dron para hacer frente a Rusia.

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Las oficinas de Skyeton, en la región de Kiev, se parecen a las de cualquier empresa tecnológica emergente. Pero esta compañía, cuya localización se mantiene secreta, es en realidad un centro de fabricación de drones para el ejército ucraniano.

“Esta es una guerra de drones”, resume a la AFP el director ejecutivo de Skyeton, Andriy Fialkovsky, refiriéndose al conflicto entre Rusia y Ucrania.

Tanto Kiev como Moscú han usado drones desde que empezó el conflicto tras la invasión rusa de la exrepública soviética el 24 de febrero de 2022.

Sobre el campo de batalla, drones equipados con cámaras de alta definición rastrean posiciones enemigas en el sur y el este de Ucrania. Por la noche, los artefactos, cargados con explosivos, tratan de bombardear objetivos detrás de las líneas de frente.

Skyeton confecciona el Raybird, un dron de vigilancia de largo alcance. El artefacto puede volar hasta 2.500 kilómetros sin conexión y hasta 120 kilómetros cuando está conectado a un operador.

Para Maksym Levkivsky, el director técnico de la compañía, los drones serán clave para la victoria de Ucrania.

“Los rusos tienen una enorme ventaja en términos de efectivos, tanques, aviones y dinero”, señala. “Por eso, para nosotros la única manera de ganar es tener una ventaja tecnológica”.

Terreno de juego

Para Ucrania es clave aumentar su producción en defensa, sobre todo en momentos en que las potencias occidentales aliadas se muestran indecisas sobre el envío de más ayuda militar.

Pero desarrollar una industria moderna de armamento cuesta dinero y toma tiempo.

De momento, Kiev apuesta por los drones, relativamente baratos y fáciles de fabricar.

El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, dijo que el objetivo era producir un millón de unidades en 2024.

Levkivsky, el director técnico de Skyeton, estuvo en el ejército ucraniano. La compañía busca contratar veteranos y las candidaturas son examinadas con especial atención, debido a los temores de espionaje y sabotaje ruso.

“Estamos constantemente bajo el riesgo de ataque”, afirma Levkivsky.

Boom de la producción

Bajo una luz de neón blanca, una decena de empleados ensamblan drones. Está prohibido filmar o fotografiar sus rostros, otra medida de precaución. Cerca de ellos, otros empleados hacen pruebas.

Cada minuto de preparación en el terreno expone a los soldados al fuego enemigo, por lo que es esencial que el lanzamiento sea rápido, explica Levkivsky.

El número de fabricantes ucranianos de drones se ha duplicado con creces desde la invasión rusa, según las autoridades ucranianas.

“Hubo un boom masivo el año pasado”, afirma Vadym Yunyk, presidente de una asociación nacional de fabricantes de drones, y cofundador del fabricante de drones ISR Defence.

A pesar del aumento de la producción, Kiev aún no es autosuficiente. “Actualmente es imposible ensamblar un dron 100% ucraniano”, afirma Yunyk, ya que todavía hay que importar microcircuitos y chips.

Los tipos de drones varían enormemente: desde UAV kamikazes baratos y auto detonantes hasta aparatos más sofisticadas con múltiples usos.

El R18 de ISR Defence puede lanzar explosivos sobre objetivos enemigos y utilizarse para transportar munición o suministros a los soldados en el frente.

Este martes, dos depósitos de combustibles fueron atacados con drones en Oriol y Kstovo, dos ciudades rusas situadas respectivamente a 160 y a 800 km de la frontera con Ucrania, informaron los gobernadores regionales.

Los fabricantes de drones esperan que una tecnología más avanzada pueda inclinar la balanza del conflicto a favor de Ucrania.

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