En Chelyabinsk, un grupo con información de inteligencia cuestionable resultó gravemente herido. La propietaria del apartamento, una mujer joven, echó agua hirviendo sobre uno de sus invitados.
El grupo de jóvenes había organizado una fiesta ruidosa. Los vecinos intentaron que estuvieran más tranquilos, pero sus esfuerzos fueron en vano. Como último recurso, contactaron a la policía. Los agentes llegaron y le impusieron una multa por violar las normas de ruido antes de abandonar el lugar.
Sin embargo, la noche dio un giro inesperado. Uno de los invitados arrojó imprudentemente una bomba de humo a la cocina, donde la joven anfitriona estaba preparando una comida sencilla de trigo sarraceno. En un ataque de pánico e ira, salió furiosa de la cocina con una olla de agua hirviendo y se la arrojó al bromista.
El herido fue trasladado de urgencia al hospital con quemaduras y los demás asistentes a la fiesta están siendo interrogados por la policía. Las autoridades también están examinando las acciones de la impulsiva anfitriona, ya que podría enfrentar cargos penales por su comportamiento imprudente.
